Noni es el nombre por que se conoce a la Morinda citrifolia, una planta originaria de la Polinesia, Malasia, Australia, India y el sudeste de Asia, aunque se ha extendido a otras zonas del mundo. Por su amplia variedad de aplicaciones en el campo de la terapéutica, ha sido denominada «la fruta milagrosa».

El término noni procede del lenguaje hawaiano, y la planta, al completo, posee propiedades medicinales, desde el fruto a las hojas, pasando por la raiz, aprovechadas desde muy antiguo. Los Kahunas, sanadores tradicionales polinesios, empleaban todas las partes de la planta para tratar problemas de salud que iban desde las aftas al reumatismo y también incluían lombrices intestinales, fiebres e infecciones de la piel. En Hawai, el fruto del noni molido y mezclado con otras plantas, se aplicaba en contusiones, torceduras o roturas de brazo.

En su composición, la fruta del noni contiene cerca del 52 por ciento de agua y sus hojas jóvenes, un contenido de proteínas del 4 al 6 por ciento. Entre sus compuestos, se incluyen terpenos, xeronina, damnacanthal, escopoletina, aminoácidos y fitonutrientes. Sus alcaloides ayudan al cuerpo humano a regenerar células dañadas y a incrementar sus defensas de manera natural. Una de las teorías más comunes para explicar la función del noni se relaciona con la proxeronina cuando llega a partes específicas de las células, como las mitocondrias, los microsomas, el aparato de golgi, el retículo endotelial, ADN, ARN y dentro de esas estructuras se combina con otros agentes naturales y bloques constructores (hormonas, proteínas, enzimas, serotonina, vitaminas, minerales y antioxidantes), ejerciendo sus acción, a través de la corriente sanguínea, en las células enfermas del organismo. Esta combinación se convierte en xeronina, que ayuda a la célula a repararse y regenerarse a sí misma.

Además de los polisacáridos, un componente fundamental del noni parece ser el damnacanthal, que se asocia con el aumento de la actividad estimulante sobre el sistema inmune, a cuyo deterioro se asocian enfermedades como el cáncer, la artritis reumatoidea y el SIDA. Este compuesto activa las células-T, que destruyen las células tumorales. La escopoletina, una cumarina identificada en el fruto, se enlaza a la serotonina cuya presencia se asocia con la disminución de ansiedad, depresión, actividad antihipertensiva, antiinflamatoria y antihistamínica. Los fitonutrientes y selenio que contiene cuentan con una poderosa protección antioxidante contra los radicales libres.