La cimicífuga es una planta de hoja perenne perteneciente a la familia de las ranunculáceas originaria de América del Norte, que los indígenas americanos empleaban en el tratamiento de un amplio número de trastornos femeninos de tipo ginecológico, así como en el de la artritis.
La Farmacopea de Estados Unidos la recogió por primera vez en 1830 con el nombre de black snakeroot. Desde mediados del siglo XIX, había médicos que la recetaban normalmente para determinadas dolencias propias de la mujer, como periodos de dolor, infertilidad, dolores post-parto y para incrementar la producción de leche materna. Es también en esa época cuando se comienza a utilizar en Europa.
La aplicación terapéutica principal de la cimicífuga es el tratamiento de síntomas que se producen en la mujer durante la menopausia. De hecho, la Commission E, un organismo alemán autor de monografías sobre plantas medicinales que evalúan su seguridad y eficacia, lo recogió en una de ellas, indicándolo para el malestar climatérico y el síndrome premenstrual. Este hecho es importante, ya que estas monografías se han convertido, con el tiempo, en un referente para muchos organismos nacionales de salud pública.
Precisamente en Alemania, en 2017, se realizó una revisión que repasaba una gran parte de los estudios clínicos que se han realizado sobre la cimicífuga desde 1956, y que la han convertido en un tratamiento efectivo y seguro tanto en el país germano como en el resto del mundo. De los años 50 a los 70, todos ellos eran de tipo observacional; a partir de la década de los 80, se trata de estudios controlados.
Entre 2000 y 2015, se publicaron en Europa, América y Asia 28 estudios clínicos sobre la eficacia de la cimicífuga, que incluyeron a más de 11.000 pacientes, cuyos hallazgos más destacados fueron:
• Eficacia frente a las molestias de la menopausia.
• Beneficiosa en síntomas premenopáusicos.
• Posibles beneficios adicionales (aumento de la supervivencia sin enfermedad después del cáncer de mama, prevención de la osteoporosis).
• Seguridad.
• Efectos notables en el Sistema Nervioso Central (SNC) periférico e influencia en aquellas regiones del SNC responsables de termorregulación, estado de ánimo y sueño.
Años atrás, en 2002, un monográfico sobre la cimicífuga publicado en American Herbal Pharmacopeia, también recogió un gran número de estudios clínicos sobre el tratamiento de síntomas menopáusicos, entre ellos sofocos, atrofia vaginal y depresión, para cuyo tratamiento se empleó, en la mayoría de los casos, un extracto de cimicífuga. La conclusión global de los autores apoyó su empleo para el tratamiento de síntomas de la menopausia.
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