Junto al valor gastronómico que se le concede en China o Japón, el shiitake también cuenta con un gran prestigio en ambos países desde el punto de vista medicinal, forjado, sobre todo, en base a sus múltiples beneficios para el organismo que, en gran medida, se deben a dos polisacáridos que se encuentran de forma natural en este hongo.
Hongo silvestre originario de Japón, China y corea, el shiitake debe su nombre a las palabras japonesas shii, que se refiere a la madera dura del árbol, similar al castaño, sobre el que crece, y take, que significa “hongo”. En China, es conocido como hsain ku, que quiere decir “hongo fragante”, en alusión a su característico aroma. Su denominación científica es Lentinus edodes o Lentinula edodes, y pertenece al género Lentinula.
Estos hongos crecen, fundamentalmente, en climas templados, bien como organismos individuales o en racimos sobre maderas duras en descomposición o muertas, en particular en shii, tobles y otros robles y hayas asiáticos. Si bien Japón ha sido tradicionalmente el principal productor a nivel mundial, actualmente esa distinción corresponde a China, que produce cerca del 80 por ciento de todo el shiitake comercializado.
Larga tradición curativa
Como alimento y como medicina, el shiitake cuenta con una larga tradición en Asia. La primera mención sobre él data del año 199 d.C., cuando los nativos de Kyushu, una isla situada en el sur de Japón, se presentaron ante el emperador y se lo ofrecieron como uno de los preciados frutos de su cosecha. No obstante, parece ser que en China llevaba mucho más tiempo utilizándose, si bien no fue hasta la dinastía Ming (1368-1644 d.C.) cuando Wu Juei, un afamado médico chino, escribió profusamente acerca de él, destacando sus propiedades para incrementar la energía, curar resfriados o eliminar las lombrices intestinales. En ese periodo, el shiitake contaba con un gran prestigio, hasta el punto de ser considerado una especie de “elixir de la vida”, y estaba exclusivamente reservado para el emperador y su familia. Dolores de cabeza, sarampión, estreñimiento, hemorroides, trastornos hepáticos, mala circulación o disfunción sexual eran algunas de las alteraciones para las que los antiguos curanderos orientales lo prescribían.
En cuanto a su perfil nutricional y su composición, el shiitake es una buena fuente de hidratos de carbono y proteínas, con un bajo contenido en grasas. Contiene 18 aminoácidos, entre ellos todos los esenciales en proporciones similares a las que resultan indicadas desde el punto de vista de la nutrición humana. En su contenido vitamínico, destaca la presencia de vitaminas del grupo B (B1, B2, B9 y B12), C y D, y en cuanto al mineral, la de fósforo, magnesio, calcio y hierro.
Lentinan y LEM
La principal responsabilidad de las propiedades terapéuticas del shiitake hay que atribuirla a dos polisacáridos presentes en su composición: el lentinan y el LEM, que han sido ampliamente estudiados y cuyas propiedades están clínicamente respaldadas.
• Propiedades antitumorales e inmunomoduladoras. El lentinan fue aislado y analizado por primera vez en 1970 en una investigación desarrollada en el Centro de Investigación Nacional del Cáncer de Japón, en la que se demostró que su efecto antitumoral era mayor que el de cualquier otro polisacárido presente en un hongo. Posteriormente, numerosos estudios han respaladado esa capacidad para inhibir distintos tipos de tumor, tanto in vivo como in vitro. El efecto carcinostático del lentinan es el resultado de su capacidad para activar los macrófagos, unas células del sistema inmunitario que fagocitan los cuerpos extraños que penetran en él; los linfocitos o células T, responsables de coordinar la respuesta inmune celular, y las células NK (Natural Killer, por sus siglas en inglés), cuya función está relacionada con la destrucción de células que puedan estar infectadas o ser cancerígenas. Esas propiedades inmunomoduladoras también se manifestaron en pacientes de VIH con síntomas de SIDA a quienes se trató con un extracto de LEM, y cuyo número de células T aumentó considerablemente tras 60 días de tratamiento.
• Propiedades hipocolesterolemiantes. En sendas investigaciones médicas realizadas en 1974 y 2002 en Japón y Corea del Sur, respectivamente, el shiitake demostró su capacidad para hacer descender tanto los niveles de colesterol en plasma como los triglicéridos.
• Propiedades hepatoprotectoras. En pruebas de laboratorio, tanto el lentinan como el LEM han acreditado la capacidad para mejorar la función hepática, así como la producción de anticuerpos en caso de hepatitis B, por un lado, y han arrojado resultados favorables en el tratamiento de pacientes con hepatitis crónica persistente.
AHCC, un potente derivado
No se encuentra directamente en el shiitake, pero se obtiene del micelio de un híbrido de shiitake que crece en un extracto de salvado de arroz. Es el AHCC (Compuesto Correlacionado de Hexosa Activa, por sus siglas en inglés), un monosacárido que ha proporcionado evidencias clínicas de su capacidad para tratar diferentes tipos de cáncer, como el de hígado, mama o próstata, VIH, hepatitis C, cirrosis hepática, diabetes o hipertensión. Estos efectos sobre el organismo se deben a su acción sobre el sistema inmune, ya que el AHCC induce la producción de las citocinas que estimulan la inmunidad celular, provocando
un aumento de células T de hasta un 200 por cien; incrementa la actividad de las células NK en un
300 por cien; provoca el aumento de la población de macrófagos, llegando a doblarla, e inhibe un factor inmunosupresor que promueve el crecimiento tumoral.
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