Frente a otros antidepresivos y tranquilizantes, cuya eficacia se ve cuestionada por los efectos secundarios que producen, el hipérico constituye una excelente alternativa natural para el tratamiento de la depresión leve y moderada, puesto que permite obtener resultados similares e incluso superiores, sin comportar riesgos indeseados para la salud.

También conocido como “Hierba de San Juan”, dado que su floración se produce en torno al 24 de junio, fecha que el calendario consagra a dicho santo, el hipérico (Hypericum perforatum) parece deber su nombre a los términos griegos hyper (sobre) y eikon (imagen), que vendrían a definir aquello cuyas propiedades se encuentran por encima de todo lo imaginable. No en vano, tanto los antiguos griegos como los romanos lo empleaban como protección frente a los espíritus malignos, para lo cual colocaban ramitos de la planta en las estatuas de sus dioses. Otra de las aplicaciones que le daban era el tratamiento de distintas enfermedades como la ciática o la mordedura de serpientes venenosas.

En el primer siglo de nuestra era, el médico y botánico griego Dioscórides recomendaba tomar hipérico, “para expulsar excrementos coléricos…”. Varios siglos más tarde, el médico y alquimista suizo Paracelso, una de las mayores autoridades en medicina del Renacimiento, es el primero en referirse a su uso para el tratamiento de síntomas psicóticos que él denominaba “phantasmata” y con el que, al parecer, pretendía referirse a las alucinaciones.

El aceite de sus flores fue incluido en la primera Pharmacopeia Londinensis, editada en 1618. Doce años después, el químico y médico italiano Angelo Sala señalaba que el hipérico trataba enfermedades de la imaginación, melancolía, ansiedad y alteraciones del entendimiento.

En 1830, el Profesor de farmacia alemán Johann A. Buchner aisló la hipericina, a la que definió como, “el componente rojo del hipérico”. En 1911, el Dr. C. Cerny identificó y renombró a la hipericina como tal, y aisló, asimismo, otros constituyentes similares.

 

Hábitat variado
El hipérico es una planta herbácea perteneciente a la familia de las hipericáceas que se localiza en Europa, Asia y el norte de África. Sus hojas son pequeñas, de forma ovalo-oblonga y con numerosas glándulas fácilmente visibles a la luz, lo que le proporciona una apariencia perforada, de donde deriva el término perforatum, que figura en su acepción botánica. Sus flores son especialmente vistosas, amarillas, reunidas en panículas densas, con numerosos estambres ramificados.

Con fines terapéuticos se emplean las partes aéreas, en las que se encuentran numerosos constituyentes polifenólicos pertenecientes a los grupos de los bioflavonoides, antraquinonas, diterpenoides y n-alcanos. De todos ellos, los más estudiados e importantes son la hipericina, pseudo-hipericina y ciclo-pseudo-hipericina, que se encuentran en una proporción que varía entre el 0,1 y el 0,3 por ciento. Si bien su efecto antidepresivo se había hecho recaer sobre la hipericina, se ha demostrado que los flavonoides y xantonas presentes en la planta cuentan con una mayor actividad tipo IMAO (inhibidores de la MAO, una categoría de medicamentos que mejoran la depresión mediante la inhibición de la enzima monoaminooxidasa).

Tratamiento de la depresión
La propiedad terapéutica más destacada del hipérico es su acción antidepresiva, ampliamente documentada y clínicamente contrastada. Existe un gran abánico de estudios realizados en las últimas décadas que han demostrado su utilidad en el tratamiento de la depresión leve y moderada, elevando su eficacia por encima de los fármacos de síntesis habitualmente prescritos, teniendo en cuenta, además, que no presenta sus efectos secundarios.

En 1996, K.D. Hangsen y J. Vesper realizaron un ensayo de cuatro semanas de duración en el Instituto de Psicología de la Universidad alemana de Friburgo sobre 102 pacientes con depresión de leve a moderada, a los que se administró extracto de hipérico o un placebo. Constataron que más del 70 por ciento de los pacientes mejoraron de forma siginificativa, frente al 24 por ciento de los que recibieron el placebo.

Un año más tarde, W. E. Müller, profesor de la Universidad de Frankfurt dirigió un estudio que concluyó que la acción antidepresiva del hipérico se produce al inhibir la recaptación en el cerebro de tres neurotransmisores esenciales en la regulación de nuestros estados de ánimo: serotonina, norepinefrina y dopamina.

Numerosas investigaciones han confrontado la eficacia terapéutica del hipérico frente a antidepresivos convencionales en el tratamiento de la depresión leve y moderada; en ellas, ha demostrado ser tan eficaz como la fluoxetina, principio activo del Prozac (Schrader, 2000), o la sertralina (Brenner&Azbel, 2000), pero sin los efectos secundarios característicos de estos psicofármacos. En 2016, investigadores de las Universidades suizas de Basel y Zurich han comparado la efectividad de un extracto de hipérico frente a la paroxetina, en pacientes que padecían un episodio depresivo grave con intensidad moderada de los síntomas. Los resultados revelaron que quienes fueron tratados con el extracto de hipérico mostraron una mayor reducción de la depresión en términos de severidad, así como una respuesta mucho más importante e índices de remisión mucho mayores que los tratados con paroxetina.

En 2009, un equipo del Centro para la Investigación de la Medicina Complementaria de la Universidad Técnica de Munich, dirigido por el doctor Klaun Linde, revisó 29 estudios procedentes de distintos países, realizados con 5.500 pacientes con depresión leve o moderada. En ellos se comparaba la efectividad del tratamiento con extractos de hipérico en periodos de cuatro a doce semanas, frente a tratamientos con placebo o con antidepresivos convencionales. Por lo general, el hipérico se mostró superior frente al placebo, y con una efectividad similar a la de los fármacos sintéticos habitualmente prescritos. Los resultados fueron aún más favorables en países de habla alemana, en los que esta planta cuenta con una amplia tradición en cuanto a su utilización, siendo recetado a menudo por los propios médicos de los sistemas públicos de salud. Hasta el punto de que en el país germano el hipérico figura entre las sustancias antidepresivas más vendidas, con una cuota de mercado en torno al 50 por ciento.