La Dunaliella salina es un microalga verde unicelular que vive de forma natural en aguas con elevada salinidad. Se encuentra, principalmente, en lagunas saladas y en el Mar Muerto. Además, también se cultiva en Israel, en el sur de California, Australia y Hawai. Estas algas se reconocen porque el agua del lugar en que se encuentran se torna anaranjada. La intensidad del color depende de la época del año, más rojizo cuanto más radiación.

El betacaroteno
El extraordinario contenido en carotenoides de la Dunaliella salina aporta múltiples beneficios a la salud. Además de ser un protector muy importante contra la radicación UV, refuerza el sistema inmune, mejorando las defensas del cuerpo y retrasando la degradación celular, por sus efectos sobre los radicales libres, gracias a los antioxidantes que contiene. Asimismo, produce gran cantidad de sustancias químicas como carotenos (betacaroteno y alfacaroteno), glicerol, clorofilas (A y B) y xantofilas (zeaxantina, criptoxantina, luteína y licopeno), con múltiples aplicaciones.

Por ejemplo, el betacaroteno de la Dunaliella salina se emplea para la producción de vitamina A de fuente natural. Se ha sugerido que la principal función de este pigmento es proteger la célula de los daños potenciales de la luz, oxígeno y de los efectos fotodinámicos durante la etapa de crecimiento activo de la célula. Al aumentar la salinidad, la intensidad de la luz y la temperatura, se produce una disminución en la clorofila y un aumento en el betacaroteno, tornándose la célula rojizo-anaranjada. El betacaroteno es también un antioxidante que ayuda a mantener el sistema inmune, evita el envejecimiento precoz y actúa sobre la piel y la vista.

Otros componentes
Del resto de componentes, destacan el alfacaroteno, licopeno, luteína, zeaxantina y criptoxantina, a los que se denomina carotenoides mixtos. Son importantes como potentes antioxidantes y protectores oculares. La retina de nuestros ojos posee una capa compuesta por los carotenoides luteína y zeaxantina, que forman el llamado pigmento ocular, que actúa como un filtro protector contra las peligrosas radiaciones luminosas de pequeña longitud de onda presentes en el espectro luminoso.

Una de las principales causas de ceguera en las personas ancianas es la degeneración macular asociada con la edad. En este caso, la zona afectada es la retina y aún no existen posibilidades de reparación adecuadas. No obstante, puede haber una prevención de esta enfermedad degenerativa; las personas con degeneración macular tienen una capa demasiado delgada del pigmento ocular de carotenoides, y una dieta rica en ellos puede hacerla engrosar. De hecho, estudios clínicos demuestran que quienes consumen frutas y verduras ricas en luteína y zeaxantina poseen un menor riesgo de sufrir cataratas y degeneración macular asociada  a la edad, por lo que la administración de suplementos con Dunaliella salina, muy rica en ellos, también puede contribuir a ello.