La Boswellia serrata es un árbol originario de las regiones montañosas de los estados indios de Bihar, Madya Pradesh y Guyarat, aunque también puede encontrarse en zonas del este de África como Etiopía y Somalia, y en el sur del Medio Oriente, en Yemen y en Omán.

Se trata de un árbol perteneciente a la familia de las burseráceas, que puede llegar a alcanzar una altura de cuatro a cinco metros. Su oleorresina se obtiene realizando una incisión en la corteza, bien con un hacha regular o con una herramienta específicamente hecha para ello, llamado «mengaff». Después, se extrae una franja de la corteza, de la que se obtiene una oleorresina de textura gomosa que al contacto con el aire se solidifica, siendo entonces cuando se recolecta, con el fin de obtener la boswellia o incienso indio, el extracto con actividad biológica. Uno de los aspectos que más llama la atención de la boswellia es su aroma, dulce y profundamente balsámico, con notas cítricas y afrutadas de limón y manzana verde, y también de especias.

Los triterpenoides son los constituyentes activos de la boswellia; reciben el nombre de ácidos boswellicos. Sus cualidades terapéuticas eran conocidas y aprovechadas en el antiguo Egipto para distintos fines y tanto a nivel interno como externo. Por supuesto, lo eran también en la tradición ayurvédica, entre otras aplicaciones como depurativo sanguíneo, para el asma, reumatismo o enfermedades del tracto urinario.

La clave, el ácido boswélico
La cualidad terapéutica más destacada de la boswellia, desde un punto de vista clínico, es su acción antiinflamatoria, que se debe al ácido boswélico. Este actúa inhibiendo la 5-lipooxigenasa, una enzima que transforma el ácido araquidónico en leucotrienos, mediadores químicos de la inflamación. Esta acción se ha evidenciado en diversos estudios; en 2001, investigadores del Colegio Médico de Jammu, J&K, en la India, probaron la eficacia de la boswellia en un grupo de pacientes con colitis crónica, una enfermedad inflamatoria del colon, constatando que quienes fueron tratados con ella experimentaron mejoras en distintos parámetros como dolor abdominal, diarrea, características de sus deposiciones, hemoglobina o biopsia rectal. Esta acción antiinflamatoria también se ha demostrado clínicamente en el caso de la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.

En el caso de la artritis, la boswellia también ha revelado propiedades interesantes. En 2003, un estudio realizado por un equipo del Colegio Médico Indira Gandhi de la India ratificó la eficacia, seguridad y tolerabilidad de un extracto de boswellia en un grupo de 30 pacientes aquejados de osteoartritis de rodilla, señalando, además, que estas propiedades podrían hacerse extensibles a otros tipos de artritis.

A nivel antitumoral, investigadores del Instituto de Investigación Baylor de Dallas, Estados Unidos, demostraron que un extracto de boswelia inhibía las células tumorales de cáncer colorrectal, lo que se debería a su capacidad para revertir el proceso de metilación del ADN aberrante, que se traduce en la reactivación de la expresión de los genes que controlan el crecimiento del cáncer.

En 1998, investigadores indios verificaron las propiedades de un extracto de boswellia frente al asma bronquial, tras administrarla a 40 pacientes con asma bronquial, y observar mejoras significativas en términos de sintomatología y medidas objetivas del pulmón y de la función inmune.